Lugares comunes.
Hay frases que producen un efecto presa de Tous en cualquier conversación entre amiguetes. Es matemático, inevitable, y la mayor parte de las veces, divertido y satisfactorio. Tienen estas frases la virtud de permitir el acceso a cualquiera de los interlocutores de manera fácil, natural y amena. Cuando no participo en ellas, las escucho todos los días aquí en la pizzería. Son lugares comunes cómodos que permiten la risotada fácil y cierta dosis de sano colegueo. Uno dice "Este cubata me recuerda a cuando me rompí la pierna mientras me operaban de fimosis", y acto seguido tenemos media hora o más de anécdotas macabras sobre operaciones, roturas, accidentes y catástrofes varias. Cada uno aportando su obra de arte a ese museo del deterioro físico. Otro ejemplo clásico puede ser "Me he comprado la tercero temporada de los Caballeros del Zodiaco en VHS", y tras llamarlo imbécil, los demás tiran de recuerdos infantiles para subrayar sus dibujos preferidos, o aquel personaje tan malvado y aquella heroína tan agreste. Uno muy clásico, les suena seguro "¿Y te acuerdas de ese capítulo de los Simpsons en que Lisa se hace Torero?" Da vértigo el nivel de perfección que tenemos recordando esa serie. Gracias, Antena3.
Deportistas casposos de antaño, bambas fashions que llegamos a calzar, mascotas que tuvimos, el mayor melocotón que hemos cogido a base de birras, el profesor más raro de cuantos han perdido el tiempo con nosotros... La media sonrisa que mostramos en estas conversaciones sumado al brillo soñador de las pupilas nos otorga cierto aire de bobalicones ingenuos, me parece a mí. Y no parece difícil sacar lo más ridículo que uno lleva dentro (chicos, recordad aquella conversación sobre nuestros despertares sexuales. Los aludidos ya saben. Ellos saben...).
Les emplazo a que disfruten de estas charletas con sus compadres con renovado ánimo, y si no les gusta semejante cháchara de palabras muertas, cuando vean que se dice la frase gatillo, párenla. Hay un método infalible. Rompa una botella contra la mesa, y amenace con la parte cortante encarada a sus amigos mientras les dice con cara de Jack Nicholson"¿Quién quiere que le haga una felación?" A mí me funciona, vamos...
Deportistas casposos de antaño, bambas fashions que llegamos a calzar, mascotas que tuvimos, el mayor melocotón que hemos cogido a base de birras, el profesor más raro de cuantos han perdido el tiempo con nosotros... La media sonrisa que mostramos en estas conversaciones sumado al brillo soñador de las pupilas nos otorga cierto aire de bobalicones ingenuos, me parece a mí. Y no parece difícil sacar lo más ridículo que uno lleva dentro (chicos, recordad aquella conversación sobre nuestros despertares sexuales. Los aludidos ya saben. Ellos saben...).
Les emplazo a que disfruten de estas charletas con sus compadres con renovado ánimo, y si no les gusta semejante cháchara de palabras muertas, cuando vean que se dice la frase gatillo, párenla. Hay un método infalible. Rompa una botella contra la mesa, y amenace con la parte cortante encarada a sus amigos mientras les dice con cara de Jack Nicholson"¿Quién quiere que le haga una felación?" A mí me funciona, vamos...
*Nota: Casi todos los ejemplos aquí utilizados son ficticios.
5 comentarios:
En realidad todo eso se debe a las tajas que agarramos, cuando no bebemos todos somos damiselas victorianas y sólo hablamos de la insoportable levedad de los quarks.
Recuerso perfectamente aquella conversación. ¿Cómo olvidarla?
Aquello resultó casi tan grave como aquella en la que tocamos lo más sagrado entre borbotones de lágrimas de risa.
Si es que deberíamos dejar el alcohol por una temporada, yo me comprometo (...)
Aquellas maravillosas tajas... Ubi sunt?
Kamikaze, tu compromiso me ha llegado a lo más hondo... del epigastrio! No te lo crees no hasto de vino (bueno, así tal vez...)
Y que hay de este otro ejemplo clásico que me conto un amigo...
"Sabes, ayer me afeité los huevos y cuando me puse el after shave me ardieron durante un buen rato" Esto suele dar paso a descabelladas historias de tinte escatológico...
Lo mejor de todo es que estas historias son universales y puedes reirte de ellas una y otra vez. Aunque cuando las anecdotas las he oido repetidas como 10^3 veces me canso y deseo tener a mano una señora botella.
Desde aqui una gentil genuflexion a la magnificencia de los Simpsons. "Te acuerdas cuando en ese capitulo de los Simpsons..."
esas frases son la polvora para que estalle un racimo de bombas de frases tipo, madre mia que recuerdos... ya no es lo que era...
antes si que molaba...
pero que repulsion agonica que cojo en esos momentos por favor, aqui casi lagrimando por recordar cosas que hace solo 5 o tal vez 10 años hemos vivido, por favor, solo gente con enfermedades venereas y llenas de olores en descomposicion podrian hacer encender esa polvora......... no??
pero es bonito, ademas antes molaba mas.
sirkikus.
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