domingo, julio 30, 2006

Altos fondos.

Suelo ir los domingos a comer a casa de mis padres, pero el otro día tenían el bautizo de no-se-cuala prima de última generación (debo tener unos 45 primos, en serio), y no fui. Dado que ya como suficientemente solo entre semana, decidí salir a algún cafetín abyecto a codearme con las bajas esferas mientras engullía vete-a-saber-qué, o similar. Conseguí lo que buscaba, el bar Denver. Atmósfera aceitosa, camareras rumanas, suelo pegajoso, y clientes deformes y solitarios. Mi sorpresa llegó al oir la conversación que mantenía una de las camareras con dos tipos ultramorenos y megatatuados, que bien podían ser camioneros o similar ¡Hablaban de la decoración de sus respectivos salones! No gritaban, no usaban las expresiones típicas de su calado social (a saber "me se", "fuistes", "arradio", etc..), se respetaban el turno de palabra, y movían la cabeza educadamente asintiendo a su interlocutor. Sorpresón que te rilas. La verdad es que me llevé una alegría al comprobar que la globalización tiene más de un sentido, pues los modales versallescos han conseguido llegar a puntos tan recónditos como el bar Denver.

lunes, julio 24, 2006

Berreos familiares.

¡Ah! Hermana, qué sonoros domingos,
qué aderezos volumétricos tan agradables.
Tu desconocimiento de la escala baja me emociona,
me llena de admiración y me conmueve.
Esos gritos costumbristas tan horribles y familiares
por cualquier razón o sin ninguna.
Ese no saber el significado de "murmullo"
"susurro" o el más prosaico "baja la puta voz".
Cúanto tiempo lo odié,
cómo deseé que te invadiese, no sé,
paroxismo peribucal o
hipotonía de cuerdas vocales o
una mera afonía crónica.
Cúanto tiempo odié tus berreos incesantes.
Hasta que hiciste poesía del ruido
y el dolor auditivo mutó en placer.
Recuerdo que te dije
"háblame más bajito, hermana, te lo suplico"
y me contestaste con lo más genial
que se te ha ocurrido en la vida.
"no me gusta bajar la voz cuando chillo"

sábado, julio 22, 2006

Show time.

Concurso de entradas a canasta,
dos amigos y yo en enero del 96.
Me toca. Voy a intentar el super-mate
que le vi hacer a Chicho Terremoto.
Tomo supercarrerilla para el hipersalto.
Casi toco el cielo con los dedos,
cuando noto que la pelota
queda entre el aro y mis manos.
Exceso de velocidad.
El cuerpo sale disparado hacia delante
de cintura para abajo.
Giro en el aire ante la asnal mirada
de mis cabrones compañeros.
Caigo plano y de cara al suelo.
Morrada antológica
y las dos muñecas rotas.
Pero mis amigos ni se acercan.
"¿Qué coño haces tronco?"
Y yo tragando polvo y dolor a espuertas
sólo puedo susurrar "aaay, daaño".
Finalmente se acercan riendo,
más curiosos que preocupados.
Y un pensamiento se me abre paso
entre las nubes de sufrimiento extremo.
"Qué salao que soy".

miércoles, julio 19, 2006

El vecino triste.

Something is wrong in this country,
cuando un chico puede ir al insti
cargado con una escopeta y 8oo balas,
y matar a chavales inocentes,
entre ellos mi hijo,
este de aquí de las chapas que he repartido.
Y que luego un gordo desalmado se haga rico
a costa de mi tragedia...
Definitivamente,
something is wrong in this country friends.

sábado, julio 15, 2006

Tranquilidad a espuertas.

Tengo un amigo peculiar. Dispone de una memoria algo penosa, quizá por eso siempre habla de targetas de memoria, por su necesidad. Confunde a Mel Gibson con Chester Cheeta, y baila samba con el ruidaco infernal de las impresoras de tickets. Es mago, hace desaparecer cosas pero, por su mala memoria, luego no sabe dónde han ido, y ya nadie quiere dejarle su reloj para el truquito.
Hace mucho que lo conozco, y hasta el otro día, en que hablaba de él con Kamikaze, no pude verbalizar su grandeza. Don Kamikaze, que tiene ojo clínico para las almas, me comentó que, ante una situación X, mira a su alrededor y si ve que está él, nuestro amigo, se calma y piensa "ok, no todo se ha ido a tomar por culo en el mundo, está aquí Tregui" Y es que despide una estabilidad átona, no enfocada a nada en especial, si no es a estar tranquilamente en su sitio, en ese momento. Él siempre está en su elemento.
Él nos hace mejores y, los que le rodeamos, lo sabemos y se lo agradecemos.

jueves, julio 13, 2006

Casi nada.

Me paré ante un coche amarillo
tuneado y mal aparcado.
Había una pegatina en la luna trasera.
Una caricatura de torero diciendo
"zoy españó, cazi ná"
Primero se me paralizó
el costado derecho de la cara
y empecé a babear en la acera.
Luego me invadieron unos temblores
como rinocerontes empastillados
espalda arriba.
Se me aflojó el esfínter
y perdí algo de peso en segundos.
Y justo cuando la vista
comenzó a nublarse,
apareció el propietario del coche.
No hacen falta descripciones,
todos tenemos el arquetipo en la mente.
Desgraciada mente.
Me preguntó si tenía algún problema,
y yo, desde mi líquido baile de san vito,
le contesté simplemente
que soy de Reus,
casi nada.
Esa noche tuve severas pesadillas
con Manolo Escobar y Concha Velasco.

martes, julio 11, 2006

Cerca de la Llama.

A pesar de la indisciplina
y la carestía de recursos adecuados
estas líneas pretenden la poesía.
Buscar esa luz propia y oscura,
bucear al encuentro de la metáfora,
o tantear el humor de las musas.
Pero es tan insalvable la diferencia...
Sea yo, Neruda, Whitman o Shelley,
pretender la lírica
es estar tan lejos de la realidad...
El mundo es tan sucio y ajeno,
que sólo la poesía de Bukowski
toca de pies en el barro.

domingo, julio 09, 2006

Verano de 1990.

Los sábados tarde de aquel verano
estaban rodeados de jodedumbre.
Pero de eso me doy cuenta ahora.
Porque en aquel momento
cogía la pelota y mi hermano
y nos colábamos en el colegio,
junto a otros chavales del barrio
para jugar siete horas seguidas a fútbol.
Incansables, irrompibles, afónicos
de gritar "pasa, que estoy sólo".
Dando algún ocasional viaje a la fuente
en cuya agua se podían hervir patatas.
Sucios y ensangrentados al regreso,
para ver algo de tele
y dormir felices.
No sé en qué momento
perdí la sonrisa ante esa jodedumbre.
Lo único que conservo de aquel verano
es el uso de aquella frase,
aunque en un contexto

más sórdido, más triste.
"Pasa, que estoy sólo".

viernes, julio 07, 2006

El lenguaje de las abuelitas.

Mi abuelita usaba palabras extrañas
que nunca le he oido a nadie más.
No sabría escribirlas,
si es que alguna vez se escribieron.
Decía que la ropa podía estar
del revés o alajá.
Y cuando veía el caos de mi habitación
me abroncaba cariñosamente
"lo tienes todo a retortero".
Si me notaba meditabundo y triste
por la moza de turno,
me preguntaba
"¿Cómo van los quereles?"
y me alegraba el día.
Quería a mi abuelita
más de lo que pensaba.
¿Y vuestras abuelitas que soñaban?

jueves, julio 06, 2006

Perspectiva funesta.

Sin duda me refiero
a la puta perspectiva isométrica.
Me hizo arrastrar Dibujo
desde 1º de BUP
hasta el final de COU.
Llegué a ir al oculista pero
cuando le dije que no captaba
los tres ejes de la isométrica
me mandó al psiquiatra.
Un compadre me dijo
que me fallaba una inteligencia,
una de las siete que tenemos.
Entonces fui a CC.OO.
a pedir un certificado
de minusvalía laboral,
porque tenía 6/7 inteligencias
y me mandaron al psiquiatra.
Este me recomendó encarecidamente
que me relajase,
que la isometría obsesiona mucho.
Finalmente aprobé Dibujo
y le pinché las ruedas a la profe
por tenerme cinco años humillado,
conviviendo con esas inutilidades.

martes, julio 04, 2006

Niñez, divino inodoro.

Yo seré
Tú serás
El será
Nosotros seremos
Vosotros seréis
Ellos serán

Fue en el colegio
donde me leyeron los primeros poemas.
Las formas personales del verbo
tenían algo de misterioso,
lírico e inocente.
Y, en el ejemplo de arriba,
de una ingenua belleza
.

lunes, julio 03, 2006

Manual de finiquitos.

Nada de esquelas dignamente aburridas,
nada de hipócritas notas de suicidio.
Lápidas solemnes ni verlas,
ni curas con discursitos religiosos
ni ritos funerarios ancestrales.
Aquel tío sí que sabía.
El director del buen film
"Hombre lobo americano en Londres"
Sabía que lo único digno,
acertado y protocolario
que debe decirse tras una muerte,
tras cualquier muerte,
es Rama-lama-dindong.



sábado, julio 01, 2006

Contra Tannhauser.

Odio la incansable fiereza
con que sacudes la vida,
alfombra de truculentas asimetrías.
Odio tus garras infernales
capaces de arrancar el corazón
con enconada brutalidad.
Odio el viento de tus palabras,
ardiente, viejo,
prisionero de la locura.
Odio tu mefistofélico dedo
señalando los oscuros rincones
en los que pesadamente cristalizan,
con espeso silencio,
nuestras más ocultas miserias.
Odio la exactitud de tus cartas esféricas
recordándonos náufragos eternos
del tenebroso océano de lo humano.
Odio el eco persistente de tu voz
que destroza nuestro adocenamiento,
que martillea nuestras huesudas esperanzas,
y que aplasta nuestra frágil calma.
Pero por encima de todo, Tannhauser,
odio lo mismo que cualquiera:
la Verdad detrás de la verdad.