viernes, marzo 30, 2007

De hombres y robots.

Sucede que la conciencia,
la pura conciencia,
se emancipa con el correr de los años.
Harta de ver cómo disminuye tu atención,
o de ver cómo sus planes son ignorados,
o avergonzada por su propia desadaptación.
Se larga a jugar al ajedrez con Zeno,
o donde quiera que vayan las conciencias,
y te deja un par de frías actitudes en la nevera
y una nota en la almohada:
"Voy a por tabaco,
te he dejado programado hasta que te mueras"
Y así, tiempo después, tirado en tu sofá y
con un poco de suerte y cansancio,
recibes su visita.
"Que tal, cómo va, bien, por aquí"
Echa un distraído vistazo
a tus costumbres y automatismos,
meros trucos creados
a fuerza de desengaño y hastío.
Hace amago de querer aconsejar algo
pero lo repiensa,
a sabiendas de tu opacidad y desgana.
Se marcha apenada, sin acabar de creer
cómo la frustración, la ira y
cierto grado de psicosis masiva
han ocupado su antiguo trono.
La vida sin ella es menos divertida,
pero también menos dolorosa.

miércoles, marzo 28, 2007

Destroy All PC's.

Sólo se trata de un pequeño post para vomitar algo de la frustración que me corroe ahora mismo. Me había currado un post sobre Jorge Luis Borges y la etapa en la que los peronistas quisieron nombrarlo ministro de avicultura. Había buscado información extra por internet, ME HABÍA DOCUMENTADO, tenía fotos escogidas con pies de página divertidos, todo perfecto y bonito, y una milésima antes de darle a "publicar", la pantalla parpadea, emite un chispazo rosa, y aparece de nuevo el editor de blogger... VACIO. ¡¡¡La reconcha de la vaca de su madre remil!!! (Creo que se decía así). Se me han pasado las ganas de colgar nada que no sea insultos, a blogger, a internet, a mi PC o a quien demonios tenga la culpa. Seguramente Dios, que es peronista y no permite la más mínima mácula en el nombre de sus macanudos hijos. Bueno, otro día será amigos. Me siento mejor.

martes, marzo 27, 2007

Lugares comunes.

Hay frases que producen un efecto presa de Tous en cualquier conversación entre amiguetes. Es matemático, inevitable, y la mayor parte de las veces, divertido y satisfactorio. Tienen estas frases la virtud de permitir el acceso a cualquiera de los interlocutores de manera fácil, natural y amena. Cuando no participo en ellas, las escucho todos los días aquí en la pizzería. Son lugares comunes cómodos que permiten la risotada fácil y cierta dosis de sano colegueo. Uno dice "Este cubata me recuerda a cuando me rompí la pierna mientras me operaban de fimosis", y acto seguido tenemos media hora o más de anécdotas macabras sobre operaciones, roturas, accidentes y catástrofes varias. Cada uno aportando su obra de arte a ese museo del deterioro físico. Otro ejemplo clásico puede ser "Me he comprado la tercero temporada de los Caballeros del Zodiaco en VHS", y tras llamarlo imbécil, los demás tiran de recuerdos infantiles para subrayar sus dibujos preferidos, o aquel personaje tan malvado y aquella heroína tan agreste. Uno muy clásico, les suena seguro "¿Y te acuerdas de ese capítulo de los Simpsons en que Lisa se hace Torero?" Da vértigo el nivel de perfección que tenemos recordando esa serie. Gracias, Antena3.
Deportistas casposos de antaño, bambas fashions que llegamos a calzar, mascotas que tuvimos, el mayor melocotón que hemos cogido a base de birras, el profesor más raro de cuantos han perdido el tiempo con nosotros... La media sonrisa que mostramos en estas conversaciones sumado al brillo soñador de las pupilas nos otorga cierto aire de bobalicones ingenuos, me parece a mí. Y no parece difícil sacar lo más ridículo que uno lleva dentro (chicos, recordad aquella conversación sobre nuestros despertares sexuales. Los aludidos ya saben. Ellos saben...).
Les emplazo a que disfruten de estas charletas con sus compadres con renovado ánimo, y si no les gusta semejante cháchara de palabras muertas, cuando vean que se dice la frase gatillo, párenla. Hay un método infalible. Rompa una botella contra la mesa, y amenace con la parte cortante encarada a sus amigos mientras les dice con cara de Jack Nicholson"¿Quién quiere que le haga una felación?" A mí me funciona, vamos...


*Nota: Casi todos los ejemplos aquí utilizados son ficticios.

lunes, marzo 26, 2007

Con la boca llena.

El brillante post de un amigo me ha dado que pensar. Entiéndase pensar por dar saltos entre ideas de temática vagamente similar y trazar una fantasmal línea que las una, aunque sólo en mi cabeza, claro está.
Me impresiona el calado del lenguaje soez en nuestra cotidianeidad. El insulto y el exabrupto se pasan el día acechando tras la más humilde y amable de las conversaciones. Sobretodo Mierda, sí, de la que habla mi colega. Debo decirla una treintena de veces diarias, y escucharla otras tantas. El Cabrón tampoco se queda corto, basta cualquier bromita del interlocutor o cualquier demostración de picardía para que le caiga encima el peso de la palabrota. Mamón, Mamonaco, Mamoncete o Capullo, se utilizan ante muestras de candidez por leves que sean. Gilipollas se dice con la misma frescura y ligereza con que se dice Colega, Lechuga, Menú, o la más popular Terpsicorista. El grado de extensión de la letra G marca la intensidad del insulto. No es lo mismo que'hilipolla qu'ere, que el despreciativo Gggggilipollas. Y por supuesto, el insulto español por excelencia, el que más llena la boca y el que en más contextos puede usarse, Hijo Puta, Joputa, Sojoputa, Hijo de la Gran, Hijo de Perra, todo lo mismo. Un recordatorio infame de la escasa santidad de nuestras madres...
Las altas esferas del buen gusto tampoco se escapan a este petit plaisir que es insultar o cagarse en algo, aunque sus métodos son más sutiles. Estulto, Escuerzo, Horrífero, Vesánico, Tunante, Mentecato... Los de variante mortadelesca siempre son mejor recibidos, despiertan cierta melancolía y nocturnidad. Para acabar, citaré algunos de familia, básicamente de mi padre. Batrepops (¿batepulpos?), Marqués de Villaverde, Te daré un Tarrancazo (una amenaza, pero con tal fuerza que se adhiere a la categoría de insulto), Pudrileño (cualquiera que no hable catalán), y Guarrodesgraciao, así tojunto.
Supongo que cada uno dispone de su colección particular de recuerdos semánticamente ofensivos, todos insultamos en algún u otro momento, y el que esté libre de pecado, ¡¡¡es que es un hijolagranputaquepariósusmuertos!!!

viernes, marzo 23, 2007

Un microcuento.

Cuando lo mató (lamento empezar con tan brutal acción un relato, pero es que las exigencias actuales en materia literaria exigen concisión, morbo, violencia, miedo, sexo, o cualquier situación que pueda provocar una reacción inmediata en el lector. Cada vez interesa menos la extensión, sobretodo si profundiza en las causas de los actos, si conlleva cierta introspección seria del personaje, si se atreve a extrapolar algo que sea cotangencial a la propia esencia del ser humano... También están de capa caída las descripciones situacionales. ¿Qué interés tiene que la escena del crimen esté bañada por la luz grisácea de unas impertérritas farolas? ¿Qué más da si nieva, llueve, llovizna, hace frío, calor, graniza, o lo que sea? Aburre en exceso una minuciosa descripción de la cara del asesino, demasiada lectura para la información que de ella se extrae. El lector moderno no tiene tiempo que perder en líneas insulsas desprovistas de lo esencial. Dales conspiraciones, códices, catástrofes, violaciones, giros vertiginosos de argumento... Henry James y cía. no, please. Una obra maestra es la que te tiene en vilo durante 500 páginas con datos útiles, de vital importancia para poder entrar en una conversación sobre masones, Cristo, el 11-M, o las zorrerías de Lady Di. Son odiosos esos clásicos que dicen mucho más de lo que cuentan, pueden producir un esguince de cerebro, y además abusan de los trisílabos. Está bien que existan, ya que así podemos soltar un viernes a las 7AM en la cola para renovarse el DNI "esta cola es kafkiana, este panameño es dantesco" y todos a reir de forma sana y culta, pero por el amor de Dios, no los recomienden si no quieren perder sus amistades. Sujeto, verbo, sujeto, verbo, sujeto (tímido adjetivo de moda), verbo verbo verbo para darle marcha al asunto. Eso me recuerda lo execrables que son los paréntesis, en especial los largos, sólo confunden al lector y pueden llegar a conseguir que abandone la lectura de puro hastío. Pero como he dicho, el lector moderno, también el de blogs, quiere agilidad, misterios, grandes gestas, y algo de cachondeo, por lo que sigamos con la temática) se convirtió en el primer gorila Príncipe de los Jenízaros, y salvó al mundo de la destrucción absoluta.

jueves, marzo 22, 2007

El tao del cachondeo.


Este par de borrachines son unos clientes habituales de la pizzería. Seamother y su par sinpar Kamikaze Cowboy no reparan en gasto económico y neuronal a la hora de pasar un buen rato. Acaban de volver de Nueva York, un poco hartos de McDonals y rappers, pero muy contentos de las posibilidades catárticas que ofrece la Gran Manzana. Esta foto es de hace un tiempo, pero creo que explica muy bien nuestra amistad. Los elementos bizarros a los que tanto cariño les tenemos se encuentran por doquier:
-La camiseta con una máquina recreativa, muy a juego con la falda hawaiana de Kamikaze.
-Las cervezas en alto y esa cara de cantante brit-pop enardecida que lleva Seamother.
-Mi reloj Casio, mi camiseta de M.A., con pin de Sugus y mi perfil de boxeador yonqui.
-La pantalla, emitiendo a las 3:00AM un capítulo de Silvestre y Piolín en un bar irlandés.
-Y, en definitiva, esa felicidad que se respira, fruto de nuestro lema "Todo es jodidamente divertido"
La foto fue tomada por nosequién, pero dado el ángulo de inclinación, iba igual o peor que nosotros etílicamente hablando. Estábamos en Barcelona, en la boda de dos brasileñas lesbianas, amigas de ellos, y fue una de las noches más divertidas de mi vida. No sé, puede que mi pizzería necesite menos Cuatro Quesos, y más Ostras con Caipirinha...

lunes, marzo 19, 2007

Toda la verdad.

Estaba yo haciendo el crucigrama de la Lecturas, solazado en la barra del local, cuando se me presentó en la sexta vertical "Ayudante de Otmar von Verschuer en el desarrollo de la teoría de la Higiene Racial, 8 letras". Y mira por dónde resolviendo las horizontales y las diagonales, di con la solución: Menguele, Josef Menguele. ¿Cómo no había caído antes en la cuenta? Busqué los datos del cabrón ese en la Wikipedia y coincidían sospechosamente con el currículum de mi cocinero Menguile... Además, su muerte en una playa sudamericana estuvo rodeada de misterio y cábalas extrañas. ¿Había contratado yo a un experimentado cocinero de 96 años sin averiguar antes las atrocidades llevadas a cabo por semejante monstruo? Me dirigí muy enfadado a su encuentro. Estaba dándole con un trapo mojado al váter, aseando un poco el local.
-Menguile. Deja esa mierda y responde. ¿Te llamas realmente Menguile? ¿O se trata de un astuto cambio de nombre para que nadie te relacionase jamás con tu verdadera identidad... Josef Menguele? Chan-cha-cha-chaaaannnn- (música de intriga y sorpresa hecha por mí in situ)
-Sabía que llegaría este momento. Siento haberle mentido sobre mi pasado mr. Woswis, es absurdo intentar ocultar algo así. Pero no soy Menguele... ¡Soy su hermano gemelo Menguile Llompart! Chararaaaaaaaan-chim-pom- (música improvisada por Menguile para contrarrestar mi creación anterior)
-Ya, y yo me lo trago. He investigado, quedas despedido por matar gente a mansalva y experimentar con niños y embarazadas de forma escalofriante y de temática improcedente, recoge tus cosas y ponlas en esa caja de cartón con tu nombre. Niiinuniiiiinuuuuniniuu- (música de violines para resaltar la melancolía del dramático momento, yo soy el autor)
-¡Le digo la verdad! Parrrapachinpachinpachin- (música circense con no se qué objetivo compuesta por Menguile en un claro guiño a Prokofiev)
-Te daré la oportunidad de explicarte, espero que seas convincente, te doy 36 segundos. Panpan-pan-pan-piruliiii-piruliii- (música de Misión imposible, para realzar el efecto tiempo y conseguir una atmósfera de ansiedad y vértigo)
-Muy bien, soy su hermano gemelo, pero nací (primera diferencia, él:nazi, yo:nací) con una hernia cerebral meníngea, y mis padres me mantuvieron a su sombra mientras pudieron, escondiéndome en kinderheims varios y ocultando mis huellas. Tras el cipote que liaron con lo del 3º Reich, quisieron darme una oportunidad enviándome a vivir en condición de adoptado con la familia Llompart, pertenecientes a la Gauche Divine de Pedralbes, donde tuve trabajos varios. Una vez que esos cabrones decidieron que la moda antinazi había pasado, me echaron como un perro, y así he vivido largos años hasta ir a parar aquí. ¿Contento? Tititiiii-tutu-titutiiii-(música de triunfo del Final Fantasy 7, con ágil bucle final obra de Menguile)
-Según las fechas facilitadas en Google, la familia Llompart te adoptó con 35 años, y basta de músicas estúpidas.
-Supongo que aparentaba menos...
-¿Y qué hacías tú mientras tu hermano reforzaba desde Auschwitz las líneas en Omaha Beach?
-Curiosamente estaba en "Qué maja Bitch", un antro de furcias en Berlín.
-Te veo sincero Menguile, y quiero creer que eres mi amigo además de mi cocinero extravagante. ¿Me juras que no has matado a nadie entonces?
-De momento no Woswis, aunque últimamente confundo los ingredientes de la pizza con los productos de limpieza. La edad no perdona...
-Bueno... Una última cosa bastante graciosa. Si hubieses estado atento, habrías caído en la cuenta que la familia a la que te enviaron no era más que una graciosa forma de decirte cual sería tu destino final. Familia Llompart, ¿no lo captas?
-Mmmmssss...No.
-Pues Llompart al revés, es Trap Moll, trapo mojado en catalán, que es lo que tienes ahora mismo entre las manos. ¿No es gracioso?
-Imbécil.

viernes, marzo 16, 2007

Huellas de tinta (I)

De la misma forma en que una pequeña grieta puede acabar destrozando una presa entera, el post anterior me ha desbordado las ganas de escribir sobre ese amigo que nunca falla: el libro. Voy a hacer una pequeña lista en la que aparecerán los más queridos, no por su valor literario intrínseco, sino por lo que significaron para mí en su momento. Hoy hablaré de algunos de ellos:

-Una historia de la lectura, de Alberto Mangu
el. Como indica su título, repasa conceptos como "libro", "lector" y "escritor" a lo largo de nuestra historia. Este libro de bolsillo olía como esos mamotretos gigantes de medicina. Tuvo el acierto su escritor de poner línea bajo línea lo que significan para mí los libros, está escrito con una gran pasión y un cariño contagiosos. Salió hace poco una edición de lujo que me tiene robado el corazón.



-Hamlet, de William Shakespeare. Qué voy a añadir yo a todo lo que se ha dicho de esta obra inmortal... Pues nada, sólo confirmar desde mi experiencia la fantástica mezcla de sabiduría y lírica que desprende este (¿estos?) hombre. Como escuché decir a la salida del teatro, tras ver Otelo "Este tío sí que nos caló bien calaos".



-La montaña mágica, de Thomas Mann. El súmmum de no decir absolutamente nada durante 1000 páginas y ser interesante. Todo un placer, un libro que se lee sin el ansia del "que va a pasar", simplemente uno se pasea entre los personajes del curioso sanatorio de los alpes y disfruta de las charlas, las sensaciones, las chaise-longs...



-El templo de Istar, de Margaret Weis y Tracy Hickman. Uno ha tenido 15 años, y uno ha querido creer en la magia, y ha sentido el cansancio en los ojos de Raistlin y las chispas de energía recorriendo sus nudillos, y uno quería que Caramon saliera corriendo cuanto antes del Templo de las pelotas, y uno, en fin, quería tantas cosas con 15 años...



-Cómo acabar de una vez por todas con la cultura, de Woody Allen. Me fascina la manera en que este hombre consigue ser tan y tan divertido tratando temas políticamente serios, y por la vía que más me gusta, la ironía y el absurdo extremos. Por si no se ha notado, soy pro-Allen.



Y por hoy vale. Otro día seguimos la visita por mi jardín (bonito o feo, es el mio) literario.

jueves, marzo 15, 2007

Monster: Un mostro de cómic.

No suelo hablar de lo que realmente me gusta o no, en cuanto a las ingestas culturales de cualquier calado que puedan antojárseme. Pero haré una excepción. No soy experto en cómics, tan siquiera enteradillo, he leído pocos y memorizado menos. Pero Monster me ha cautivado como sólo lo absolutamente genial y bien parido puede hacerlo. Descubrí a su autor, Naoki Urasawa, a través de la que sería su siguiente obra, la aún inacabada 20th Century Boys. Si alguien tiene la rancia idea en la cabeza de que los cómics son cosas de críos o de jovenzuelos megarrapers, se le pasará de un plumazo echando un ojo al primero de los 36 volúmenes (al módico precio de 4'5 euros por 100 páginas) que conforman la serie. Y si es de los que les da pereza leer hasta la etiqueta del champú mientras hace caquita, también está el anime, bajable emuletoriamente hablando.
En muchas otras páginas especializadas podréis encontrar las virtudes técnicas (el dibujo es tan detallado y bien medido que hace de cada viñeta un auténtico cuadro de museo) y los análisis argumentales (vértigo y sorpresa: sospechosos habituales) de dicho cómic, yo sólo quiero hablar de mis sensaciones, y creo que no hay aún una página que hable de eso, o quizá , vete a saber... Consiguió acelerarme el pulso y provocarme sudores fríos como ninguna película o libro lo había hecho entes. Me devoré los libritos de 5 en 5, atónito al mirar el reloj y ver que había estado 3 horas postrado en el sofá, abstraído de mis circunstancias y circunscrito en otras ficticias, pero mucho más intensas, devuelto a mi realidad emocionalmente exhausto, ansioso de saber y saber y llegar al corazón del monstruo, ese corazón que, uno acaba sospechando, es el de todos.
Huelga dec
ir que recomiendo el manga o el anime, a todo tipo de público adulto (no sé si mi sobrino visita mi página, si es así, no hagas caso nene, sigue con Donald & Friends). Da gusto toparse con sorpresas tan y tan agradables y claro, como soy tan buen tipo, quiero compartirlo con mis estimados clientes.
He leído que New Line ha adquirido los derechos para hacer la película, por eso daos prisa en leer Monster y no se os ocurra juzgarla a partir del aborto hollywoodiense que se está cociendo (ojalá no sea así, pero si es blanco y viene embotellado...)

martes, marzo 13, 2007

No tan incómodo.












El banco de la estación es incómodo,

la rejilla de rombos se hinca demasiado.
Llevo allí sentado no se cuánto,
en una especie de insomnio detenido.
Perdí mi tren
puede que por los pelos
o puede que llegase yo totalmente a deshora,
pero lo perdí, y este es mi sitio ahora.
La muchedumbre que va y viene me observa
como el último de un largo linaje de vagabundos,
algunos paran a escuchar mis cantos idiotas,
otros hasta me ofrecen tarta de chocolate,
y yo les doy las gracias, gentil.
Han pasado varios trenes ya.
La mayoría ni se paran,
aunque no importa,
no se parecen al mío.
Otros paran y dejan a unos y recogen a otros,
dejan las puertas un ratito abiertas
por si se me antojara subir,
incluso a veces el revisor me ha preguntado
"¿Quiere subir, señor?"
Yo me disculpo y niego con la cabeza,
no es mi tren.
Así sea un tren nuevo, rápido y fastuoso.
No es mi tren.
Y cuando se marcha,
me arrellano en mi banco de la estación
para dormir un poco.
No es tan incómodo después de todo.

domingo, marzo 11, 2007

Han vuelto.

Será cosa de la edad. Esta semana, que teóricamente tendría que haber sido alegre y toda esa mierda, la he pasado horriblemente. Durante mi adolescencia y hasta los 20 años, tuve migrañas fuertes que me convertían en un cabrón malhumorado para con todos. Me largué de casa de mis padres y desaparecieron como si nada. Entonces pasé a ser un cabrón bienhumorado, y todo fue mucho mejor. Pero desde el lunes que me vuelve a doler la cabeza reiteradamente, con un dolor pertinaz y agudo, de esos que te aniquilan cualquier capacidad de concentración o relación social. Además suelo sentir hormigueo en las manos, como cuando se duermen (¿qué opina del nuevo síntoma, doctor House?). No sé a qué atribuir este desagradable retorno migrañil, mi vida sigue igual que hace una semana, un mes, dos, seis...
Si hasta me va a hacer ir la médico y todo.

jueves, marzo 08, 2007

Me deben una.

Hasta los 13 años fui testigo de Jehová, o jehovino que decía mi padre a modo de guasa (él jamás formará parte de una religión que le prohíba el tabaco y el alcohol). Llegada esa edad, mi madre me dijo que si no sentía a Dios en mi corazón, dejase de ir a las reuniones, y así lo hice, pero eso es otra historia. Simpatizar con ese grupúsculo de ingenuos me proveyó de bastantes tristezas durante la infancia, que no voy a repasar porque acabaría llorando y no podría contarles la anécdota en cuestión. Sobre lo que saqué de provecho en aquellos años, aparte del dudoso honor de conocer con cierta profundidad su matizada versión de la biblia, recuerdo con agrado la vez que me salvé de una paliza. El matón del barrio, Daniel se llamaba el gigantón, me paró por la calle con cara de malas pulgas. Iba con dos de sus esbirros, creo que un tal Baquero y un tal Davi. A las 2:00pm de aquel julio, la plaza Pare Gil estaba vacía y, no recuerdo que haría yo por allí, pero el caso es que no había un alma adulta a la que recurrir. Se dirigió a mí gritando, buscando una excusa para zurrarme a conciencia.
-¡Eh, tú! ¡¡¡Me han comentao que me vas diciendo que soy un hijoputa!!! Ahora pillas por listo. A ver quién es el hijoputa, so mierda.
-Te... te juro que no he dicho eso, no se quién te habrá dicho...
-No le vaciles al Dani capullo, quieres recibir el triple ¿no? - Terció el tal Baquero.
-¿Por qué me llamas hijoputa eh? ¿Por qué? - Me daba empujoncitos mientras me hablaba, a la espera del más mínimo signo de resistencia. Y entonces me iluminé.
-Oye Daniel, yo soy testigo de jehová, yo no puedo decir tacos o iré al infierno. Nunca insulto a nadie ni digo palabrotas, no te he podido decir eso...
-Baque, ¿este es de la secta esa de tu prima Mire?
-Pues la verdá es que sí. Alguna vez los he visto saliendo de los salones esos de la calle del Gringo...
-Vale tío, perdona - Me golpeó el hombro amistosamente y se largaron los tres, dejándome una elegante corbata testicular por recuerdo.
Hoy lo veo por la calle con el mono azul, o tomando cañas en bares de obreros. Se porta como si fuésemos perfectos desconocidos, pero noto que me lanza miradas de soslayo. Como si le hubiese tomado el pelo 15 años antes y creyera que aún me debe una buena ostia. Si yo no le sacase dos palmos, claro.

miércoles, marzo 07, 2007

De mirar atrás.

Y un día como hoy despierto y tengo 27 años. Uno, que es de carácter veladamente presumido y algo plasta, gira la cabeza y mira atrás. Siempre es un error, por supuesto. Por mucho que nos empleemos en tornasolar nuestros brumosos recuerdos y colorear nuestras ridículas gestas, pasear a la luz del pasado tiene mucho de patético. Soy de carácter mas bien melancólico, y me vienen a la cabeza las "inocentes" preguntas que mi profesor Pere Tallada nos hacía en 1º de E.G.B, "¿Qué vas a ser tú de mayor Woswito?" Y Woswito, que se tomaba todas sus preguntas muy en serio, se apretaba las sienes y se imaginaba algo a la altura de lo que había dicho el niño anterior, por esa cualidad de los niños de no querer ser menos que nadie y más que todos. Supongo que nadie acertó, ya que extrapolar 20 años con sólo 5 de experiencia es una estúpida lotería de las ilusiones. Se le veía guasón al señor Tallada, en su salsa, sonriendo mientras pensaba "No tenéis que tragar mierda nenesss..."
Pues ahora... Me veo joven, a qué neg
arlo. Con mi saco de frustraciones a cuestas, con gran parte de mis deberes aún por hacer (por cierto, hay que ver lo que tarda en llegarme la carta de la mili), con mis achaques anacrónicos, con mis pesamientos de abuelete picajoso... Sólo espero que la edad no vaya deshojando cruelmente lo que más valoro: Mi madre, mis amigos, y mi carácter infantil y jacarandoso.
.
.
¡¡¡Y mi pizzería!!!





jueves, marzo 01, 2007

El péndulo occidental.

Salí fuera a fumar un cigarrillo (por obra y magia de nuestras saludables leyes, ya ni el jefe puede fumar en su propio negocio, rrrredióx). Hay una tienda de "ropa" delante de mi negocio, y entrecomillo ropa porque el propietario se debió dedicar a suministrar retales a circos y mujeres de moralidad distraida antes de abrir esa tienda, con el chumba-chumba non-stop a toda ostia, pero bueno, me alejo del tema. Habían sacado unas mesas a la calle, vendiendo lo de otras temporadas a 3 euros el trapo, todo allí amontonado y arrugado. En esas se acercó una eriza de época: Pelo lila superestirado hacia atrás, pintarrajeada que parecía el muro de Berlín en sus postrimerías, pómulos remarcados y mofletes hacia dentro, como si estuviera en pasarela Cibeles, chaqueta de leopardo, top nomeolvides (¿o era perdonadioses?), tejanos piratas demasiado apretados con un cinturón de tachuelas doradas, y zapatos plateados de tacón de aguja. Mi tipo, ya digo. Se acercó al montón de basura téxtil y la meneó distraidamente. La dependienta, casi de la misma secta, se acercó solícita.
-¿Puedo ayudarte?- Me encantan las confianzas buenrollistas...
-Bujco algo pa una boda, pa cumplir, que se casa un colega qu'es un gilipollas y...
-Fuera sólo tenemos piezas de 3 euros, para una boda mira dentro mejor.
-No, no, que ya te digo que ej pa cumplir. Ese tío me follaba y me dejó tirada en cuanto se ligó otra tonta y no quiero que piense cosas raras. Este de tirantes amarillos combinao con mi pareo rojo y negro ya dará el pego ¿no? Esta ropa es una roña tía, pero paso de patear más. Ponme la camiseta esta de tirantes y aquel bolso azul, pa llevar de tos los colores, jajaja
-Jajaja- contestó la dependienta.
Yo escuchaba atónito, como siempre que la situación me obliga a descender a esos infiernos de mal gusto y estupidez crónica, pero resulta que por el rabillo del ojo vi acercarse a alguien. Les cuento. Un tipo gordo, con gafas, gran papada, mucha ropa para el frío que hacía, mirada huidiza, como si esperase que la poli apareciese de un momento a otro acusándolo de lo mismo que se acusó a K. Pues eso, que el tipo chutó un cartón sin querer, y se quedó mirando cómo este se deslizaba hasta mis pies. Luego siguió mirando, como si hubiese encontrado la cueva del tesoro dentro del cartón. La cogí del suelo, y se la alargué, temeroso de su creciente irracionalidad. Llegó a mi lugar dando pequeños pasos, y recogió lentamente el cartón, sin quitarle un momento la vista de encima. Y se alejó observando la dichosa basurita, escrutando sus prosaicas ondulaciones, sin más.
Y bueno, acabé mi pitillo y volví a la pizzería, pensando una cosita. Entre la tipa de la boda, y el gordete del cartón oscila el péndulo de todas las neurosis que asolan occidente. Digo yo, vamos.