martes, enero 30, 2007

Gula papal.

Llegué a la pizzería hambriento. Me había despertado tarde y salí de casa sin desayunar, por lo que al llegar tenía un hambre de lobo-hombre en Auswichz. Nada más entrar en la cocina, Piotr el camarero poseído entraba con una pizza rechazada. Lo miré con curiosidad y me dijo que un cliente no la aceptaba por ser una pizza sagrada. Le ordené que me llevase ante el orondo cliente, y éste ya estaba recogiendo su chaqueta para marcharse.
-Disculpe caballero ¿No le ha gustado la pizza quizá?
-No pienso comerme una pizza en la que se ha aparecido la cara de Nuestro Señor Jesucristo por Dios, ¿Es que no se ha fijado?- Me quedé mirando un rato la pizza, con una creciente sensación de confusión en el tobillo izquierdo. -Mire- Continuó solícito- La barba-coa, la corona de espinacas, la nariz, los ojitos... ¡Es El! Le recomiendo que le construya un altar y adore esa pizza como merece o el Señor lo castigará. Adios y suerte amigo.
Fue el hambre voraz la que me sacó de mi estupor. Sí que se intuía alguna cosa pero vamos... Igual es que no he visto a Cristo lo suficiente como para identificarlo. Aconsejado por mi apetito decidí homenajear al Señor comiéndomelo con fruición. El Señor es bueno dicen los Salmos, y las cosas buenas se comen y son saludables dice Jose Coronado. Tragué con avidez en la cocina bajo la perpleja mirada de los camareros y Menguile el cocinero. Acabé, eructé, y al tajo.
Por la noche desperté entre terribles pesadillas en Elm Street, sudando la gota gorda. Una luz me salía del ombligo en forma de linterna, y la cara de Cristo o similar se reflejaba en el techo y me hablaba.
-¿Por qué me has comido cabrón? Hereje del copón mereces que te fulmine, y lo haría si pudiese. Pero mi padre me ha castigado un año en tu panza por traviesillo...
-¿Qué has hecho?
-Me gusta poner mi jeto en la comida y ver las caras de flipe del personal. Soy un voyeur de las catarsis. Pero hasta ahora nadie había tenido pelotas a comerme...
-Lo siento. Nos llevaremos bien, no te preocupes.
-Bueno, sólo será un añito, procura tomar antiácidos y mucho chopped, que me gusta que no veas.
-A mandar Cristo. Buenas noches...

viernes, enero 19, 2007

Hercólubix, o Planeta rosso.

Deseoso de ampliar los límites de mi negocio a partir de ese gran invento que es la publicidad, decidí usar cauces poco corrientes para dar a conocer mi excelente pizzería. Me adentré en la Torre Hagbar, en cuyo piso 8 y 1/2 se encuentran las oficinas de la secta rabolina. Era una siniestra y futurista oficina con un austero mostrador, tras el cual un tipo joven con cara de pasmao y túnica lila me miraba con desconfianza. Como la frialdad del lugar me recordaba al Area 51 (en la que estuve tras mi viaje desde el planeta Vegeta), presentaré la conversación con una intro de expediente x:

Recepción de las oficinas
de la Orden Rabolina,
Torre Hagbar, Reus.
10:52 AM.

-Hola amigo. Me llamo Woswis y quisiera información sobre sus actividades.
-Qué desea saber?
-Deseo poner publicidad de mi empresa en sus productos.
-Verá, nosotros sólo editamos libritos informativos acerca del fin de este sistema de cosas corrupto y degradado. No tenemos afán de lucro a lo bestia. Aunque aceptamos donaciones.
-¿Qué significa el número 28 que tiene cosido en la solapa de la túnica?
-Es mi rango. Si soy casto y depurado, podré acceder al más alto, el 6. Es mi sueño desde que era un zagal.
-Así que los rangos van del 28 al 6. Curioso a la par que estúpido y aleatorio.
-Oiga, no ofenda, que aquí denunciamos y cerramos páginas web por mucho menos de eso.
-He investigado sobre ustedes, no se crea. Yo vengo del planeta Vegeta y...
-Sabía que me recordaba usted a alguien.
-Sí, me doy un aire a él, si quiere le enseño una pequeña muestra de mi pequeño poder... No me cambie de tema copón. El caso es que me he informado acerca del pasado de Rabolí, su ya difunto lider. Antes de fundar la secta era actor porno, y se llamaba Poyet RaboLong, su auténtico nombre. Sobra decir la de puertas que se le abrieron con semejante identidad. Decían que le medía 28 centímetros contenta, y 6 flácida, lo que explica lo de los rangos. 6 es sinónimo de castidad y... 28 no.
-No ponga en duda la santidad de nuestro iluminado maestro, o sensei, o como se llame, él hacía viajes astrales científicamente demostrados.
-Conozco la anécdota de su iluminación. Un día sufrió una intoxicación de chili muy grave, y se metió en su bañera con el agua a 70ºC, para hacer bajar la temperatura de su propio organismo, y se puso a murmurar el mantra que lo llevó a conocer Hercólubix, o planeta rosso, y al resto de habitantes del sistema solar.
-Sí, murmuró ooommmm constantemente, es curioso lo que te hace decir la fiebre. Yo mismo cuando paso de 37ºC rompo folios a espuertas.
-No fue tan curioso. La verdadera historia dice que RaboLong se encontraba tan mal que creyó que sólo el órgano superior de medicina mundial podría sacarlo con vida de aquella indigestión de chili, la Organización Mundial de la Salud. Y por eso murmuraba OOOMMMSSS constantemente.
-Parece increible...
-Lo más increible es que después de la catarsis no dejó el cine porno, sino que, en aras de la recién descubierta Castidad Científica de sus amigos venusianos, quiso convertir a la fe a sus amigos actores. Su fin llegó cuando decidió usar un táser para sus cópulas, con la consiguiente insatisfacción y muerte de sus compañeras de reparto.
-Está usted tirando por el suelo toda mi fe, señor Woswis...
-Pero es que lo de Hercólubix es cierto. Existe. El planeta Vegeta no explotó por culpa del mindundi ese de Friser, ese era un turista accidental que vio la oportunidad, como Hitler. Fue Hercólubix, o planeta rosso que dicen los italianos, el que envió a mi raza a cascarla. Por eso mismo, se que vendrá a la Tierra un día de estos y nos pondrá mirando pa Cuenca a todos.
-Vaya extrapolaciones más arriesgadas. Entonces ¿Qué desea a parte de hundir y humillar nuestra más ancestrales creencias?
-Ya se lo he dicho, poner un anuncio. Se que sus líderes tienen línea directa con los hercolubixianos. Y resulta que en casa tengo una tela azul de 8 kilómetros cuadrados que dice "PIZZERÍA SAFRANSKI, BUENÍSIMA" y me gustaría colgarla en el planeta rosso, para cuando venga a visitarnos y destruirnos.
-Vaya tela, en los dos sentidos. Pues es viable, sí.
-¿Cuánto me costaría?
-Veamos... ibex35... bsbs... me llevo 200... bsbs... Fortunata y Jacinta... bsbs... 42 euros del ala.
-Aquí tiene. Y asegúrese de que se vea bien la pancarta. Me encantará patrocinar el fin del mundo.

lunes, enero 15, 2007

De hacerse el sueco.

Estos mediodías he perdido bastante clientela, ya que ha abierto una franquicia de "Bar Hermanos Povedilla" justo delante de mi querida pizzería. Y como la ociosidad es la madre de todos los pecados, pues hace poco bajé la guardia y no fui muy considerado con unos clientes. Era una parejita muy maja, rubios, altos, guapos, suecos me dije yo. Muy acaramelados susurrándose bestialidades incomprensibles al oído. Yo estaba en la barra charlando con un cliente habitual, el señor Lopez, que me contaba los preparativos de su cercano viaje a Brasil. Siempre que viene, toma tres pizzas y ocho medianas, a parte de darme coba. Pues bien, en un momento dado, el suecazo se acercó a la barra con una cara tan amable que me recordó aquella vez que soñé con Dios y su hermano.
-Kjänt oh uestp piohja vör?
-Jodeeeer. No me vaciles hermano, no hablo suomi, ni nortantártico, ni nada de eso ¿Eskipinglish quizá?
-¡¡Noohs er iäd kjash okk habrrö-hn!!- El tipo parecía cabreado de veras, como si fuese un insulto no saber sueco o lo que demonios hablara.
-Lo siento. No sé qué copón quieres. Ni siquiera sé poner dos puntos sobre una vocal al hablar.
El individuo se giró con la cara desencajada de furia a su novia, le dijo algo largo y estrambótico, y se fueron del local sin pagar. Aunque antes de que la puerta se cerrase, ella me gritó algo
-¡¡¡Kjahgün so hujmü aertoööööösh!!!
En cuanto se largaron, mi amigo López empezó a carcajearse por todo lo alto, hasta caer del taburete. Una vez se hubo incorporado y me hubo pagado las baldosas rotas, me miró con estupor e incredulidad.
-No sabía que tenías tanto morro y que eras tan cachondo nene.
-Si de verdad crees que me voy a hacer el gracioso ante un sueco de dos metros y brazos como jamones es que no me conoces. Y llámame mr. Woswis ¿Qué es eso de nene?
-O sea que no te has dado cuenta. Lo has hecho en serio. No sé si compadecerme de la pareja de tartamudos o de la estupidez que arrastras...
-¿Tartamudos?
-Claro. Primero te ha dicho amablemente "¿Cuánto es por favor?", luego, ante tu descaro, ha contestado "¡No te rías so cabrón!", y al irse, la chica te ha espetado un sutil "Cagon sus muertos".
-Pues vaya. Dos clientes menös...

miércoles, enero 10, 2007

This voice.

Hoy al entrar en la pizzería me salió el "Buenos días amigos" quebrado. Roto. ¿Y mi voz? Mis empleados más pelotas o con más relampagueante cariño, me han ofrecido Mentos, Strepsils, Halls, y unas pastillas que no conozco con una "RR" grabada en el centro de las mismas. Los he aventado con mi característico gesto de patear la boca al que no me hace caso antes de que hable, y me he sentado a reflexionar al lado del horno de piedra, bajo la atenta mirada de Menguile, mi cocinero experimental.
Mi voz. Mi querida voz. Nunca les hacemos ni puto caso a las voces, en tanto que no son algo físico. Y si lo son, peor para ellas porque se reduce a un puñado de cuerdas vibratorias embutidas en un tubo de carne de orígen no del todo claro. Pero he pensado en mi voz como se piensa en un olvidado amigo que ha hecho mucho por tí y nunca te ha pedido nada a cambio. Reconozco que la primera reflexión ha caído de cuatro patas en el tópico que se usa cuando escuchas tu voz en una grabación o un video casero "¿esa es mi vooooz?, ¡¡pero si yo no hablo así!!" He desechado esa prominente estupidez por el aguerrido método de golpearme el lóbulo frontal con la pala de meter pizzas en el horno. Intento analizar mi voz. A mí me gusta, me resulta agradable. Tiene bastantes registros para hacer imitaciones y cosas así. Una vez hasta fui cantante de un grupo de rock si no me equivoco. Cuando me pongo irónico o sarcástico, se agudiza. Cuando la burla es directa, se agrava. Yo diría que es una voz alegre, ya que me paso el día cantando lo primero que se me viene a la cabeza, o haciendo ruiditos como de zombis y naves espaciales (pero no los dos a la vez) Aunque, para su desgracia, también ha aprendido a hacerse oir en el llanto y, me crean o no, lo hace fatal. Por las reacciones de mis congéneres diría que tiene cierto encanto manipulativo. Cierto nivelillo de voz de mando, los que han hecho muchos crucigramas me entenderán. Añadiré también que parece una voz en la que se puede confiar, parcialmente al menos. Con ciertos tonos cálidos dignos de algún atardecer otoñal a punto de desmayarse en la noche, para que me entiendan. He seguido divagando sobre mi voz un ratito más, hasta que Mortimer, mi camarero más abyecto y efímero, me ha interrumpido.
-Señor, tenemos un grupito de 58 aberchales y aberchalas con hambre, si no le importa...
Entonces he decidido hacer uso de la calidez y conspicuidad de mi etérea voz, como quien invita a un amigo a cenar, tras caer en la cuenta de que lo ha olvidado injustamente durante demasiado tiempo, y le he dicho a Morti con gesto amable:
-Ya salgo inútil, no me calientes los huevos o te echo a la puta calle.

miércoles, enero 03, 2007

Preparativos.

A pesar de llamarse Menguile de apellido, he contratado un cocinero para esta segunda etapa de la pizzería. Su prestigio y experimentalidad están fuera de toda duda, tal y como ponía textualmente en su currículum. Estoy arreglando el local de los desperfectos ocasionados esta temporada por aquella panda de okupas comandados por mí. He limpiado a fondo el comedor, donde ahora caben cómodos unos 800 comensales, he habilitado un gran almacén que he tenido que fumigar previamente, y mi nuevo cocinero ha instalado un laboratorio de sabores que me da un poco de mala espina, pero que según él, atraerá multitud de clientes. Ayer mismo, sin ir más lejos, lo sorprendí a las tantas de la noche lanzando tiras de beicon contra la pared de la cocina (Sí amigos, en mi local encontrarán la palabra "beicon" en la carta, escrita tal cual). Me miró con ojos de sapo anafiláctico.
-¿Qué está pasando Mengui? Esto es del todo irregular. ¿Qué le haces al beicon?
-Sí, verá señor Woswis, es un nuevo sabor que estoy testeando. Ablando el beicon de esta forma a la par que la resistencia del aire elimina grasas en un nivel parcialmente atómico. Creo que el resultado será un beicon de pizza sano, suave, y con un leve toque a baldosín, casi indegustable.
-Me suena a gilipollez, pero le diré algo. Sea beicon, pimientos o anchoas, esos alimentos tienen su dignidad y merecen ser degustados con ella. ¿Cree que los clientes no notarán que los ingredientes de su pizza adolecen de dignidad? Claro que lo notarán. Y en segundo lugar, estoy en contra del sufrimiento innecesario. ¿Entendido Menguile?
-En mi defensa diré que este beicon proviene de cerdos subnormales, por tanto, de dignidad poca. Yo sólo quiero que el negocio marche señor.
-Pues se acabó, deja el beicon en su sitio, saca las anchoas de ese trombón, y desata los pimientos de los radios de mi bicicleta. Otra cosa, ¿se puede saber por qué hay tan poco queso? Hizo usted un pedido paupérrimo, y no sé si sabe que en las pizzas va queso eventualmente.
-Oh! Sí señor, pero caí en la cuenta de que era gruyere.
-¿Y bien?
-Pues que el gruyere tiene agujeros señor.
-¿Y que más?
-Que a más agujeros menos queso.
-Continua, tu puesto de trabajo está en juego.
-Pues que a más cantidad de queso con agujeros, mas agujeros. Hasta un bebé con leves nociones de lógica se daría cuenta. El resultado es que a más queso, menos queso copón.
-Pensaré en ello. Hasta mañana Menguile, váyase a su casa y reflexione usted también.
Tras esta interesante disquisición me fui a dormir contento, con la firme convicción de haber reeducado a mi cocinero en materia de ética gastronómica. Aunque algo molesto con la dimensión del enigma del queso, tan del todo irreconciliable con la realidad que he tenido pesadillas...

martes, enero 02, 2007

¡¡¡Próxima Apertura!!!

Hola, buenas tardes. Soy Trisha O'Neal, retransmitiendo en directo para Tele Antena Sexta desde Reus. Vemos la gente detrás de mí apiñada para curiosear, y es que la noticia de que un local abandonado y lleno de okupas melancólicos y eventualmente graciosos vaya a ser restaurado, no ha dejado indiferente a los reusenses, tan ávidos ellos de saber. El local en cuestión fue otrora la legendaria Pizzería Safranski, por donde pasaron personajes de la talla de Audrey Hepburn, Tintín, y la cabeza de Laura Pausini. Su propietario, harto de esa hoguera de vanidades, decidió vender el negocio. Lo más curioso no es que el mismísimo propietario, mr. Woswis, estuviera al frente de esa pandilla de okupas descerebrados, si no que es él mismo quien ha comprado otra vez el local por el doble de su valor, quedando en la completísima ruina. Según sus propias palabras "Por suerte, he ingresado una fortuna con la venta de mi antiguo local, al venderlo al doble de precio en una operación de astucia sin precedentes".
Por último, destacar que en breve la Pizzería Safranski abrirá de nuevo sus puertas a la ciudad.