Siempre al norte.
Nuestro gran, genial invento
es la brújula de norte variable.
Con su habilidad para evitar suicidios
y encandilar nuestras miradas
al siguiente norte,
siempre más bonito que el anterior.
Una caja de sorpresas que funciona
aún en los peores momentos,
esos en que,
asediados por el silencio
buscamos un grito sin vocales.
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