Caricias de la memoria.
No sé. Recuerda el jazz a algo.
Sentado en un club oscuro,
no sabes si ha comenzado a sonar
o están en las pruebas de sonido.
Recuerda a algo esa incertidumbre
o esa progresión de ruiditos vitales.
La absorción propia de sus piruetas,
tu mecánica atención buscando sentido
y ese dejarse llevar alegremente.
¿A qué recuerda? ¿Qué se oculta?
La nula importancia de la partitura
y la magnificiencia de los intérpretes.
Es bonito y quieres que dure y dure.
Tu razón se va a hacer ganchillo
frustrada y capada por lo invisible.
En la calle se oyen disparos
o vuela rápida una navaja
pero,
¿Por qué da igual el resto del mundo?
¿Qué poderosa esencia contiene el jazz?
Paulatinamente se apaga la melodía
o su genial ausencia,
y despiertas al sucio silencio.
Sabiendo a qué recuerda el jazz.
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