domingo, mayo 07, 2006

Contra la palabra

Me leo estas noches de graciosa primavera
un libro cargado de aire fresco
con aroma a jazmín y azahar
podridos ambos claro está.
Se refiere en cierto pasaje
una idea maravillosa e imposible,
estúpida c.f., maravillosa e imposible.
Un sistema de comunicación
que aniquila las palabras,
estas mismas que os lo cuentan,
y pasa la imagen del mensaje emitido,
con todos sus matices y fuerza originales
a la mente del receptor.

Sin malentendidos,
con la máxima comprensión
y sinceridad.
Lo explico muy mal,
pero era tan bonito como...
¿Habeis probado a explicarle
a alguien el último disco que os ha gustado
o una película que os removió bien hondo
o lo que sentís en compañía de fulanito/a?
Pensé mal de las palabras.
Miré a las palabras de la misma manera
que una chica se mira a su novio
después de leerse

el " Highlander portentoso".
De la misma manera
que el adolescente se mira a su chica
después de ojear una playboy.


Por dios bendito.
Ya aprenderé. No desespere, señor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si es beneficioso tener una meta, no creo que lo sea tanto tener algo con lo que compararse.