Casi nada.
Me paré ante un coche amarillo
tuneado y mal aparcado.
Había una pegatina en la luna trasera.
Una caricatura de torero diciendo
"zoy españó, cazi ná"
Primero se me paralizó
el costado derecho de la cara
y empecé a babear en la acera.
Luego me invadieron unos temblores
como rinocerontes empastillados
espalda arriba.
Se me aflojó el esfínter
y perdí algo de peso en segundos.
Y justo cuando la vista
comenzó a nublarse,
apareció el propietario del coche.
No hacen falta descripciones,
todos tenemos el arquetipo en la mente.
Desgraciada mente.
Me preguntó si tenía algún problema,
y yo, desde mi líquido baile de san vito,
le contesté simplemente
que soy de Reus,
casi nada.
Esa noche tuve severas pesadillas
con Manolo Escobar y Concha Velasco.
5 comentarios:
Casi nada, verse tal y como se es y sentirse orgulloso, sin duda, tan ciego como la justicia poética que debería acabar con este orgullo patrio, de un machetazo en la entrepierna, a poder ser
Casi nada, es cierto... ser y sentirse "apañó", eso mismo, "apenas nada"...
Nunca entendí eso de sentirse de algún lado, con lo complicado que es sentirse a uno mismo, bastante trabajo tenemos ya con eso.
"Mi patria son los libros". La frase es de Pérez-Reverte... pero yo la he dicho más veces...
Pfffff... mendiós!
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