Street Fighter 2 Menguile Edition.
-Me aburro- dijo el cateto de Menguile, mi microfamoso cocinero -¿Echamos unos Street Fighters?
-Deja de restregarme por la cara que perdí la tercera estrella de la guía Michelín por no tener videoconsola en la pizzería. ¿Quieres? Continuaré mi sudoku de 2x2 casillas...
-Venga conmigo, que sé donde jugar. Será divertido, de veras.
No me pregunten cómo, aparecí en el muelle siete del puerto de Barcelona con Menguile llevándome de la mano. Estaba desierto. Nos acercamos a un barco viejo, desde donde nos saludaban y animaban unos cuantos caballos bonitos.
-Este es el escenario de Ken, que seré yo. Y usted será Ryu, verá que mola cantidá.
Empezaba a sentirme cómodo en ese sentimiento de estupefacción que me producía mi cocinero. Tendré que deshacerme de él o acabaré muy mal. Cuando quise reaccionar, él ya se había enfundado el kimono rojo, y me tiraba a la cara uno blanco, raído y apestoso. He de reconocer que la versión de Street Fighter propuesta por Menguile ganaba en realismo tanto como en patetismo.
-Aquí estan mis kames- Dijo mientras sacaba una bolsa blanca de detrás de un contenedor de pescado -Usted búsquese la vida, compadre Ryu.
Había entrado en su demencial juego, me di cuenta de ello cuando me descubrí repasando el muelle con la mirada, a la búsqueda de algo que pudiese usar de kame. Nada de nada.
-Bueno, que empiezo, al mejor de 3 rounds. Ejem... You'll never defeat me Ryu, I will crush you!
-Te rajaré el estómago so joputa.
-Eso no es muy típico de Ryu, pero bueno... Ahí vamos. Round One. Fight!!!
Se acercó a mí haciendo la ruleta de patadas, de una forma tan triste que pensé que caería inconsciente antes de llegar a su objetivo. Pero no por nada Menguile ha sobrevivido a dos guerras mundiales. Paró en seco y se lanzó hacia mí, empujándome con fuerza. Caí sobre una gran caja de madera, cuyos trozos empezaron a parpadear y desaparecer apenas tocaron el suelo. Por suerte para mí, la caja estaba llena de gallinas, que saltaron y croaron asustadas. Les pedí disculpas y les expliqué lo ocurrido. Acto seguido, las gallinas y yo nos lanzamos una mirada de compenetración. Por el rabillo del ojo vi a Menguile sacar cosas de la bolsa blanca, y luego tirármelas al grito de "Jaduuuken". Me dio en la cara. Eran trozos de pizza. Menguile guardaba lo que la gente no se terminaba en el restaurante y lo traía aquí para quién sabe que fines. Contrataqué la lluvia de mierda italiana lanzándole las gallinas con fuerza. Estas empezaron a picotearle enrabietadas, y Menguile fue retrocediendo hasta que cayó al mar.
Cinco minutos después consiguió salir, empapado y lleno de plumas.
-Muy astuto Ryu, muy astuto... Round 2. Fiiiiiiiight!!!!!
Continuó tirándome trozos de pizza, y yo gallinas a él. Pero mis queridas gallináceas habían perdido la furia y la sed de sangre, por lo que se retiraron al barco, a animar junto a los caballos. Noté un olor raro en el aire. Y mi piel se estaba chamuscando... ¡¡¡Napalm!!! Las pizzas que me lanzaba estaban gratinadas con napalm. Reaccioné rápido, embravecido por el espíritu nipón de Ryu. Tuve una idea para acabar con ese miserable. Le devolví los napalmescos focaccios, y cuando él también estuvo bien untado, le lancé mi Yoga-fire por sorpresa. Se estaba achicharrando vivo cuando una voz surgió del megáfono de alguna de las naves gigantes que poblaban el muelle. Era una voz en inglés, simpática y dicharachera. Me decía que este round lo ganaba Ken-Menguile por faltar yo al artículo 39.8 de las normas no escritas del Street Fighter: Usar técnicas de otro personaje. El round 3 fue de lo más patético. Bregamos ya sin pizzas y gallinas, revolcándonos por los adoquines cual pelea rastrera de patio de prisión. Finalmente, tras algunos de los minutos más cutres de mi vida, acabamos mirando el mar, abrazados. Los caballos y sus nuevas amigas comenzaron a retirarse mintras nos escupían y nos llamaban perdedores y cobardes, pero a nosotros nos daba igual.
-Lo dejamos en doble K.O. ¿Le parece bien Woswis?
-Pues sí Menguile, por mí, Perfect.
-Deja de restregarme por la cara que perdí la tercera estrella de la guía Michelín por no tener videoconsola en la pizzería. ¿Quieres? Continuaré mi sudoku de 2x2 casillas...
-Venga conmigo, que sé donde jugar. Será divertido, de veras.
No me pregunten cómo, aparecí en el muelle siete del puerto de Barcelona con Menguile llevándome de la mano. Estaba desierto. Nos acercamos a un barco viejo, desde donde nos saludaban y animaban unos cuantos caballos bonitos.
-Este es el escenario de Ken, que seré yo. Y usted será Ryu, verá que mola cantidá.
Empezaba a sentirme cómodo en ese sentimiento de estupefacción que me producía mi cocinero. Tendré que deshacerme de él o acabaré muy mal. Cuando quise reaccionar, él ya se había enfundado el kimono rojo, y me tiraba a la cara uno blanco, raído y apestoso. He de reconocer que la versión de Street Fighter propuesta por Menguile ganaba en realismo tanto como en patetismo.
-Aquí estan mis kames- Dijo mientras sacaba una bolsa blanca de detrás de un contenedor de pescado -Usted búsquese la vida, compadre Ryu.
Había entrado en su demencial juego, me di cuenta de ello cuando me descubrí repasando el muelle con la mirada, a la búsqueda de algo que pudiese usar de kame. Nada de nada.
-Bueno, que empiezo, al mejor de 3 rounds. Ejem... You'll never defeat me Ryu, I will crush you!
-Te rajaré el estómago so joputa.
-Eso no es muy típico de Ryu, pero bueno... Ahí vamos. Round One. Fight!!!
Se acercó a mí haciendo la ruleta de patadas, de una forma tan triste que pensé que caería inconsciente antes de llegar a su objetivo. Pero no por nada Menguile ha sobrevivido a dos guerras mundiales. Paró en seco y se lanzó hacia mí, empujándome con fuerza. Caí sobre una gran caja de madera, cuyos trozos empezaron a parpadear y desaparecer apenas tocaron el suelo. Por suerte para mí, la caja estaba llena de gallinas, que saltaron y croaron asustadas. Les pedí disculpas y les expliqué lo ocurrido. Acto seguido, las gallinas y yo nos lanzamos una mirada de compenetración. Por el rabillo del ojo vi a Menguile sacar cosas de la bolsa blanca, y luego tirármelas al grito de "Jaduuuken". Me dio en la cara. Eran trozos de pizza. Menguile guardaba lo que la gente no se terminaba en el restaurante y lo traía aquí para quién sabe que fines. Contrataqué la lluvia de mierda italiana lanzándole las gallinas con fuerza. Estas empezaron a picotearle enrabietadas, y Menguile fue retrocediendo hasta que cayó al mar.
Cinco minutos después consiguió salir, empapado y lleno de plumas.
-Muy astuto Ryu, muy astuto... Round 2. Fiiiiiiiight!!!!!
Continuó tirándome trozos de pizza, y yo gallinas a él. Pero mis queridas gallináceas habían perdido la furia y la sed de sangre, por lo que se retiraron al barco, a animar junto a los caballos. Noté un olor raro en el aire. Y mi piel se estaba chamuscando... ¡¡¡Napalm!!! Las pizzas que me lanzaba estaban gratinadas con napalm. Reaccioné rápido, embravecido por el espíritu nipón de Ryu. Tuve una idea para acabar con ese miserable. Le devolví los napalmescos focaccios, y cuando él también estuvo bien untado, le lancé mi Yoga-fire por sorpresa. Se estaba achicharrando vivo cuando una voz surgió del megáfono de alguna de las naves gigantes que poblaban el muelle. Era una voz en inglés, simpática y dicharachera. Me decía que este round lo ganaba Ken-Menguile por faltar yo al artículo 39.8 de las normas no escritas del Street Fighter: Usar técnicas de otro personaje. El round 3 fue de lo más patético. Bregamos ya sin pizzas y gallinas, revolcándonos por los adoquines cual pelea rastrera de patio de prisión. Finalmente, tras algunos de los minutos más cutres de mi vida, acabamos mirando el mar, abrazados. Los caballos y sus nuevas amigas comenzaron a retirarse mintras nos escupían y nos llamaban perdedores y cobardes, pero a nosotros nos daba igual.
-Lo dejamos en doble K.O. ¿Le parece bien Woswis?
-Pues sí Menguile, por mí, Perfect.
5 comentarios:
Estoy ABSOLUTAMENTE convencido de ser la primera persona en el mundo que escribe "napalmescos focaccios". De lo contrario... necesito whisky.
Be zombie!
A qué se deberá la profunda fascinación que tenemos por los videojuegos de Capcom.
Por casax de la vida ahora mismo tengo aquí a mi ladito un panfleto llamado "Gamers Magazine" en el que viene una entrevista a Yoshiki Okamoto al alimón creador del Street Fighter II. El artículo está ilustrado con una evocadora imagen de Balrog metiéndole un cabezazo a Dhalsim.
Bueno, voy a leer la entrevista. Puerde que no haya madrugado en vano.
Lo cualo?
Grandisimo relato capaz de combinar locura y fanatismo por un juego.
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