viernes, marzo 30, 2007

De hombres y robots.

Sucede que la conciencia,
la pura conciencia,
se emancipa con el correr de los años.
Harta de ver cómo disminuye tu atención,
o de ver cómo sus planes son ignorados,
o avergonzada por su propia desadaptación.
Se larga a jugar al ajedrez con Zeno,
o donde quiera que vayan las conciencias,
y te deja un par de frías actitudes en la nevera
y una nota en la almohada:
"Voy a por tabaco,
te he dejado programado hasta que te mueras"
Y así, tiempo después, tirado en tu sofá y
con un poco de suerte y cansancio,
recibes su visita.
"Que tal, cómo va, bien, por aquí"
Echa un distraído vistazo
a tus costumbres y automatismos,
meros trucos creados
a fuerza de desengaño y hastío.
Hace amago de querer aconsejar algo
pero lo repiensa,
a sabiendas de tu opacidad y desgana.
Se marcha apenada, sin acabar de creer
cómo la frustración, la ira y
cierto grado de psicosis masiva
han ocupado su antiguo trono.
La vida sin ella es menos divertida,
pero también menos dolorosa.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La conciencia es como el amor y como las cosas... que qué sería de la vida sin ellas... Pues eso mismo, ahí la tenemos, la puta vida...

Anónimo dijo...

Y a todo esto la pizzería...
No, en serio, mu bonico.

Carlos OC dijo...

La conciencia no es una cosa buena. Te dice lo que tienes que hacer y ni siquiera puedes tener sexo con ella. Y normalmente es ella la que echa por tierra todas las ideas divertidas que se te ocurren.
Cuanto mayor es tu conciencia, mas infeliz eres. Y ademas cuanto menor es tu conciencia más poder adquisitivo tienes. Y lo peor de ellas es que ella misma es incoherente porque segun la propiedad transitiva... el dinero da la felicidad!

Una locura tener algo de conciencia en los dias que corren.

Anónimo dijo...

Se marcha uno una semana y conviertes esto en una puta consulta de psicoterapeuta sudaca, mendiós!

Woswis dijo...

Javi,como dices, la vida es como todo...
Kamikaze, eres un poco mamonix. Me reservo el cachondeíto para lo que tú ya sabes.
Orayo, me ha gustado el sofisma de la propiedad transitiva, es ud. un filósofo de categoria.
Chuflo, su racismo es tan descarado como torpemente justificado.