lunes, abril 30, 2007

1 año, 100 entradas.

Pues coinciden el post número 100, y el año de la inauguración del blog. Una banalidad como cualquier otra que sólo conlleva alguna ilusión al autor. Pero bueno... A ver si llego al segundo año, o a las 200 entradas. De momento,

Las ha habido siniestras...


Otras tan absurdas para los lectores como cabales para mí...



Algunas, lo sé, metidas con calzador...


Sin querer ser especialmente violento, ha habido entradas de ese tipo...


Muchas endogámicas pero, quiero a mis amigos, jopelines...



A pesar de que uno siempre intenta llegar a cuanta más gente mejor...



Un punto más en la gigantesca rueda de interné, vamos...



¡A ver qué salidas me aguardan en el futuro!


Y por supuesto, muchas gracias a los que os sobra a veces un ratito para pasaros por aquí...

jueves, abril 26, 2007

Gerundia Conditione.

Os lo juro. Me levanto esta mañana, me sacudo las telarañas de los ojos, me peto todos los huesos que puedo (me encanta petarme los huesos a pesar de las marujiles advertencias sobre enfermedades articulatorias que oigo día sí, día también), me ducho mientras desayuno y, como me quedan aún 10 minutos para ir al tajo, me pongo la tele. Error. Por mucho que digan que la tele estupidiza al espectador, me da a mí que estupidiza mucho más a los que trabajan en ella, y si no que se lo digan al hombre del tiempo de TVE1. Joven, guapo, con desparpajo, y con una sonrisa cuajada en la boca. El chico domina la jerga meteorológica y conoce los rincones de la piel de toro bastante bien, pero lo que es la expresión y sintaxis de frases mínimamente elaboradas... Sólo tenía que decir "Seguirán las lluvias en el oeste de la península". Fácil y entendible. Pero tenía que adornarse el niño. Tenía que asombrar a su mami y su novia, que lo estarían viendo. Bueno, yo iba a apagar el trasto cuando oigo la frase de marras...

"Van a continuar estando siguiendo lluviendo las precipitaciones en la parte occidental de España"

Con tres gerundios imposibles.
Y con dos cojones bien grandes.

El Sol, por su parte, seguirá despejado...

martes, abril 24, 2007

Relatos de Parada.

No amigos, no voy a hablar del megaídolo otaku Jose Manuel Parada, del que tanto y tan bueno se ha dicho ya. Ayer fue Sant Jordi, o el Día del Libro, y dejé la pizzería para echar una mano a unos amigos libreros. Decidieron que, dado mi regio porte y mi indiscutible carisma, estuviese en la parada de la plaza del Mercadal. Y maldita la hora en que uno hace amigos o establece cualquier vínculo de cualquier clase con cualquier individuo humano. 17 horas que me tuvieron vendiendo Buenafuentes, Polonias, Sangres de Inocentes, Claves Gaudí, y otras miserias literarias de parecido calado. Además tenía que compartir un espacio de 2x6 metros con 9 personitas más, por lo que atender a la embravecida jauría de capullox que nos rodeaba como si aquello fuera la primera pantalla del Resident Evil suscitaba cierta sensación de claustrofobia. Ya me he desquitado un poco. Es que resulta que soy un quejica...

Por otro lado hubo divertidas anécdotas, y todo transcurrió sin incidentes severo-graves. A media mañana, se dirigió a mí un cura viejuno, gordo y canoso, para decirme con grandes aspavientos que a ver dónde copón estaba su libro, que no lo veía. Se ve que un par de años atrás había publicado "Santuarios de las comarcas de Tarragona" y mucha fue la fe que puso en su obra, ya que esperaba ver toneladas de semejante ladrillo allí en la parada, compitiendo codo con codo con los grandes. Se largó indignado, y luego regresó un par de veces a lo largo del día para ver si habíamos cambiado de opinión, cosa que, obviamente, no pasó.
A media tarde vino don Isidro, el loco manso que alguna vez se pasa por la pizzería para recordarnos que los Testigos de Jehová lo drogaron y lo metieron en un avión con destino Mallorca. La historia que me contó esta vez era algo más inquietante... Mientras agitaba en el aire un ejemplar de "Suba su autoestima", me contaba que, cuando lo llevaron a Madrid, una de dos, o se volvió loco, o sus brazos son de acero puro (?¿?¿?¿). Tal cual, me lo repitió dos veces. Normalmente sé que decirle, pero esta vez no supe que cara poner, sólo una medio sonrisa nerviosa y un "ya, ya... si es que..." Ahora que lo pienso, luego se largó sin pagar el libro...

Como yo era el único valiente con morro que había en la parada, me endilgaron todas las entrevistas que vinieron a hacer diarios, teles, radios y medios en general. Hice unas seis, y en todas soltaba el mismo discurso de mierda que no voy a repetir por puro hastío. El caso es que me mostré tan locuaz y elegante en mi discurso que... no sé... esperaba que hoy me llamase Hub Hebner o Jordi González, o algún grande de estos, para darme alguna oportunidad...
De vuelta a la Pizzería, Menguile me informó que aquello había estado más tranquilo que un lunes en el Museo de las Txapelas de Seattle.

Qué asco de día.


Mi Sant Jordi ideal...

jueves, abril 19, 2007

Huellas de tinta (II)

Seguiré hablando de aquellos libros que por alguna razón u otra nunca olvidaré. Libros que me dieron bien hondo y son ya parte intrínseca de mí. Echo un ojo a la tercera balda de mi estantería blanca y compruebo que hay muchos que me son agradables y queridos. De hecho, no suelo tener libros que no me hayan gustado, y si los tengo, a la que puedo los regalo a quien puedan interesar...¡A ver que os parecen!

-La conjura de los necios, de John Kennedy Toole. Un disparate dramático tras otro. Ignatius Reilly es un ser repulsivo que a la segunda página ya se había ganado mi corazón. Descacharrante y divertida como
muy pocas. Escuché que Toole había creado al protagonista a su imagen y semejanza... No lo creo. Nadie puede ser tan cruel consigo mismo


-La Tierra permance, de George R. Stewart. Imposible no emocionarse ante esta bella oda al fin de nuestra especie. Esta novela catastrófica no deja de recordarnos lo efímeros que somos, y lo poco que importamos finalmente. Su lectura me produjo una agradable sensación de levedad, aparte de alguna lagrimilla de cara a sus últimas páginas.


-La tregua, de Mario Benedetti. La dificultad y la fragilidad de las relaciones entre humanos, sea a nivel familiar, sea a nivel amoroso, se ponen de manifiesto en esta soberbia novela, en la que pasa poca cosa, pero gracias a los ojos de su protagonista vemos que esa poca cosa es más que suficiente para llenar y desbordar el alma. Y es que la vida no da treguas definitivas...


-Guía de París, de Trotamundos. Ya sé, no es literatura, pero este libro es mi amigo, ¿vale? No se os ocurra meteros con él. Durante los días que estuve solito en París, me cogió de la mano y me llevó a los mejores rincones que la mítica Ciudad de la Luz podía ofrecerme. Ya está algo desfasada, pero es que le tengo mucho cariño.


-El halcón maltés, de Dashiell Hammett. Novela negra por excelencia. No he visto la peli, pero la novela está excelentemente escrita. Realismo sucio, trama compleja, situaciones tensas y emocionantes, personajes muy bien perfilados... ¡Y ese delicado tufillo pulp que desprende, y que adoro!



lunes, abril 16, 2007

Mi primer meme.

Bueno, pues Javi me pasó un jueguecito de estos que llaman meme. Una chorrada bloguera como cualquier otra, pero como esta es de cáriz literario me apunto. Se trata de transcribir el segundo párrafo de la página 139 del libro que estés leyendo en este momento. Ahora estoy con la divertiza novela de Azúa "Historia de un idiota contada por él mismo", pero dado que sólo tiene 120 páginas, transcribiré el anterior, "La insoportable levedad del ser". Bueno, que aproveche!



Jan Prochazka fue un novelista checo, un hombre de cuarenta años con la vitalidad de un toro, que antes ya de 1968 empezó a criticar en voz muy alta la situación política. Era uno de los hombre más populares de la primavera de Praga, de aquella vertiginosa liberalización del comunismo que acabó con la ocupación rusa. Poco después empezó el acoso contra él en todos los periódicos, pero cuanto más lo acosaban, más lo quería la gente. Por eso la radio empezó (en 1970) a emitir un serial con conversaciones que Prochazka había mantenido dos años antes (o en la primavera de 1968) con el profesor Vaclav Cerny.¡Ninguno de los dos sospechaba entonces que en la casa del profesor hubiera un sistema secreto de escucha y que cada paso que daban estuviera vigilado! Prochazka divertía a sus amigos con hipérboles y exageraciones. Ahora esas exageraciones podían oírse en forma de serial por la radio. La policía secreta, que era la que dirigía el programa, había subrayado cuidadosamente lo párrafos en los que el novelista se reía de sus amigos, por ejemplo de Dubcek. La gente, aunque aprovecha cualquier oportunidad para hablar mal de sus amigos, se indignaba más con su querido Prochazka que con la policía secreta.

Añadiré que muchas veces me habían recomendado esta grandísima novela, y que lamento haber tardado tanto en leerla. ¡¡¡Pasa a mis favoritas de toda la vida de inmediato!!!
Ahora supongo que he de pasar el meme este a algunas personas más. Pues a ver, lo paso a Sickboy, Orayo, Chuflo, y Pauli.
Si les apetece, vamos...

miércoles, abril 11, 2007

Un gran hueco.


De momento ahí estás, en el medio.
Con los demás orbitando tu felicidad.
Hace tiempo que lo sé,
te marchas a tierras cálidas,
extrañas y lejanas.
Pero no te digo nunca nada, sólo fruslerías
sobre haz esto o cuidado con aquello...
No quiero decirte nada serio,
porque entre machotes
esos asuntos pintan rosa.
Otra razón para no decir nada
es que me duele
y se me hace incomprensible.
Te largas tres putos años.
Suena irreal y átono.
Ni mails ni msn's ni ostias fritas.
Te conozco desde hace ventidós años y,
aunque no suelo ser amable contigo,
aprecio mucho lo que de tí obtengo:
la risa fácil y la birra fría,
el cigarrillo en ristre y el taco inmediato,
el Mercadona nuestro de todos los días,
los ánimos y los insultos según el rato,
compañeros de puta madre
(y de madres putas),
y sobretodo la mutua mirada
de los que ya no tienen
etapas por quemar.
No sé, a todo sobrevive uno,
pero me da que otro pilar de cordura,
este de los gordos,
se me va al garete.
Y si no, mira lo que serán las cosas sin tí:


Lo dicho. Que te quiero tío.

lunes, abril 09, 2007

Uno con suerte.

Y así sucede, que miro el telediario
o tan sólo un mero vistazo alrededor
para darme cuenta que la gente
así en general,
sufre y pasa calamidades variopintas.
Me siento entonces agradecido.
Veo que los golpes que he recibido
siempre han sido amables, bonitos,
cargados de buenas palabras e intenciones.
Casi ni dirías que se trata de un garrotazo.
Casi dan ganas de agradecerlos.
Luego, claro está, te rompen bien hondo.
Tan hondo que tienes que aguantar la respiración
para localizar el problema.
Sólo un leve síntoma, casi aire en el aire,
te dice que te han dado y bien.
Una sutíl presión en las costillas,
un amago de frustración en el gesto,
en cualquier gesto,
una lágrima que caracolea juguetona
aunque estés hablando de fútbol.
En fin, caricias tarantuloides...
Me siento afortunado, ya digo,
a pesar de que la humildad
haya pasado a ser una obligación.

miércoles, abril 04, 2007

Si te dicen que caí...

Si te comentan que allá por 1989, mi amigo Dani y yo estábamos solos en nuestro colegio, jugando a fútbol, que eran las 9 de la noche y la civilización quedaba lejos... Vale.
Si luego añaden que en el patio se hacían todas las navidades un par agujeros de 1'20m. de hondos para clavar unas estacas gigantes, encima de las cuales se colgaba un cartelón gigante y luminoso en el que se leía desde Sebastopol "BON NADAL I FELIÇ 1990", pero que ese día aún no habían puesto las estacas los operarios... Asiente.
Si te susurran que a Dani se le ocurrió meterse dentro de uno de esos hoyos "por que era divertido" y luego me incitó a hacer lo mismo en el otro, y acepté "por que parecía realmente divertido"... Correcto.
Si te vienen con que él salió de su hoyo y vino corriendo a meterse en el mío, estrecho de por sí, antes de que yo pudiese reaccionar... Créelo.
Si oyes estas palabras: "Woswis se puso muy nervioso, estaban espalda contra espalda y le costaba respirar. El espacio era muy pequeño y no podían salir, estaban atascados. Dani se lo tomó a broma y reía sin parar"... Dalo por cierto.
Si deciden continuar comentando que dos horas después, Woswis estaba afónico de gritar "socorro, ayuda, por favor" patéticamente a los coches que se veían a lo lejos, que estaba ya sin lágrimas en los ojos por pensar que al lunes siguiente algún profesor encontraría los cadáveres de dos gilipollas, y que pasó mucho miedo, mientras el otro imbécil se lo tomaba a pachorra... Ok.
Ahora bien, si te sueltan que cuando Dani decidió acabar con el juego y salir por sus propios medios le dijo luego a Woswis que él mismo presionaba para que no pudiesen salir, y que si le había gustado la broma, y que luego Woswis lo felicitó por ser tan ingenioso y se fueron a sus casas entre risas... Mienten.
Le pegué un patadón en las costillas, lo llamé gilipollas (lo más fuerte que se me ocurrió, a mis 9 añitos), y me fui a casa corriendo, a los brazos de mami, mientras mentalmente me cagaba en los putos muertos de Dani.

lunes, abril 02, 2007

Hilarilaridad Oh-oh-oh.

Pues sí amigos, a la más tierna de las hilaridades nos hemos lanzado unos cuantos descerebrados. Pensamos que nunca está de más un pequeño estercolero en el que abocar nuestros más oscuros odios y rabias, eso sí, pasados por el tamiz del cachondeo más insano posible. Unos cuantos ex-miembros de la Videoarena, junto con otros seres de similar catadura, hemos fundado un nuevo blog. Agáchate y Fuma. ¡Espero que mis clientes más fieles y mis repartidores de birra y cheddar más sudorosos no duden en pasarse por nuestro nuevo antro de perogrullo y mal gusto!

¿Hay algo más bonito que la familia?

domingo, abril 01, 2007

Un sábado cualquiera.

La compañía del otro, de quien sea,
siempre nos es, finalmente, extraña.
Un día, o una noche para ser exactos
encuentro unos ojos cerca de los mios,
una mirada que se me ofrece,
y que se ofrece a aceptar la mía.
La suya es mirada límpia, honesta,
sin el poso de los años y el asco,
que me grita mírame, estoy aquí.
Y yo, que llevo tiempo sin ver nada
por llevarme bien con mi ceguera,
no sé si los estoy abriendo
o soy partícipe de una bella ensoñación,
pero dejo que suceda.
Todo marcha como un plácido sueño,
Lo suficientemente bien para que,
tras su despedida,
todo sean dudas
sobre engaños encubiertos
o nuevas oportunidades.