sábado, noviembre 11, 2006

Records absurdos.

Nadie pareció percatarse en aquel momento. Pero el hombre que levantaba los 127 volúmenes de la Encyclopaedia Britannica para lanzarlos con certera brutalidad a la cabeza de su mujer, ante el previsible estupor de los invitados, estaba batiendo un Guinness sin saberlo. Media tonelada de libros no es ninguna broma, pero como más tarde aseguró en una rueda de prensa situada en comisaría, en respuesta a un corresponsal oficial del Libro de los Guinness: "Los levantadores de peso de competición carecen de la motivación necesaria, pero si tuviesen a la furcia de mi mujer a su lado les aseguro que levantarían el triple de peso". Según los invitados, y ante la negativa a hablar de la mujer del acusado bajo la indigna excusa de que estaba muerta, T.J. Ford, el marido en cuestión, creyó escuchar cómo su mujer, a varios asientos de distancia y mientras cuchicheaba con una amiga, ponía a parir a todos los dictadores celíacos de la historia arguyendo que nadie alérgico a la harina estaba capacitado para dirigir al pueblo llano, aún lo más brutal y despóticamente posible. Eso es lo que el señor Ford creyó escuchar entre susurros, y dado que la noche anterior, y en plena fase de arrumacos, salió el tema a flote provocando un cisma priápico y clitoridiano, las sensibilidades estaban a flor de piel. Finalmente, y tras la ejecución del señor Ford a base de ser golpeado hasta la muerte con la culata de una pistola en la cadera, la amiga de la difunta señora Ford declaró que simplemente le estaba confesando un lío de faldas con un escritorzuelo de tres al cuarto. El caso fue debidamente archivado, y el tema de los dictadores celíacos no ha sido retomado, a día de hoy, por ningún matrimonio a poco decente que sea.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Has tornat!!! així m'agrada!
(...fins al día 14 he de fer clausura, vaig de putu cul amb el master...)

Anónimo dijo...

He estado aquí, y te he leído.
Me ha gustado, ahora, continuaré leyendo hasta que encuentre algún mensaje de trasfondo, y si no lo hay, me lo invento y lo comento igual.

Y escribe más carajo, que lo haces de cojones!

Anónimo dijo...

Y escribe más carajo, que lo haces de cojones!